Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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Buscan una nueva identidad para el sector del mercado Municipal y la plaza Lavalle

“Se busca revalorizar el área y sumar actividades comerciales, gastronómicas, sociales y culturales”, detalla el llamado a concurso nacional.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Mariano Muñoz

El próximo 29 de julio se conocerán las propuestas para refuncionalizar el mercado Municipal, la plaza Ricardo Lavalle y sus calles adyacentes, resultado del concurso nacional de anteproyectos convocado por la municipalidad buscando definir el uso de la planta baja clausurada en octubre de 2022 y readecuar el paseo vecino.

La convocatoria tiene lugar 56 años después de haber sido elegido el proyecto ganador del mercado, también objeto de un concurso nacional al cual se presentaron 46 propuestas, la mayor cantidad registrada para este tipo de convocatorias en nuestra ciudad.

El edificio de cinco pisos ocupó la mitad del terreno disponible, dejando libre el resto para un uso que definiría el municipio posteriormente.

En esta ocasión, el planteo es diferente, considerando que el edificio principal mantendrá su forma y destino y lo que se pretende es obtener un tratamiento integral del sector, involucrando a la plaza Lavalle, construida diez años después que el mercado, y a las calles existentes en esa particular macro manzana.

Los complejos accesos a corregir

“Se busca revalorizar el área y sumar actividades comerciales, gastronómicas, sociales y culturales”, detalla el pliego elaborado por el Colegio de Arquitectos de la provincia de Buenos Aires, Distrito X con asiento en nuestra ciudad.  

Se apunta así a equiparar en calidad los dos extremos del área delimitada por calles Alsina-O’Higgins y Belgrano-Donado, entre Dorrego y Saavedra, considerando que uno de ellos, el mercado Municipal y sus plazoletas, le permiten a ese edificio “exhibir su porte y calidad”.

En el caso del mercado se busca potenciarlo, mejorando su relación con la Plaza Lavalle y con el tratamiento de los edificios de valor patrimonial de su entorno, como el ex hotel Italia, el Taberner, de O’Higgins y Brown, y la Casa del Ángel, de Brown y Anchorena.

Qué se pide

Una de las situaciones a considerar por los participantes es que los pisos superiores seguirán funcionando como cocheras, lo cual obliga a considerar el automóvil en el funcionamiento del conjunto.

También se plantea la necesidad de mejorar el hecho de que la planta baja esté a 1,60 metros del nivel de vereda, lo cual ha derivado en la presencia de rampas y escaleras que complican la accesibilidad.

Por último se busca dar un uso cultural al último piso y a la azotea, espacios que durante 36 años ocupara el Concejo Deliberante.

La plaza

Diseñada en 1978 por el grupo de inversores que construiría un Hotel en la esquina de O’Higgins y Saavedra, proyecto trunco a poco de iniciado, la originalmente llamada Plaza del Sol deberá mejorarse, corrigiendo su actual diseño “intrincado y laberintico” el cual, se asume, buscó generar “espacios más íntimos”. 

“Su variación de niveles, muros y pisos impide las miradas largas, con escalonamientos, giros inesperados, cruces de circulaciones y pocos lugares de encuentro”.

Sí se valora la presencia de añosos árboles, algunos de gran calidad y porte, que generan lugares de estar, sombras, texturas, calidad acústica, color y estacionalidad, los cuales se sugiere sean preservados.

Repensar la plaza Ricardo Lavalle

“El lugar presenta condiciones poco aptas para un correcto funcionamiento. Los desniveles complican el traslado de personas con movilidad reducida, la altura de los muros de los canteros y los senderos angostos generan condiciones inseguras, la iluminación provoca sombras por la noche y la conexión con los pasajes es difusa e incómoda. Hoy se plantean espacios más abiertos, reconocibles, seguros, flexibles en su uso. Esto obliga a proponer una nueva identidad al lugar”.

La idea es entonces contar con un espacio convocante para grupos de personas y que sea de bajo mantenimiento. Se pide además mejorar su calidad de “plaza seca” y sumar superficie de suelo absorbente, el cual hoy existe apenas en un 19% de la superficie.

“Se valorará que se mejore esta relación”, señala el pliego.

La plaza podrá ser utilizada para colocar mesas y sillas de los locales gastronómicos que funcionen en el mercado y “se desalentara la ubicación de food trucks”, habituales en otros sectores de la ciudad.

El objetivo

El tratamiento conjunto de edificio-plaza-calles busca crear un referente urbano-arquitectónico cultural en sector reconocido por la población y que sirva de atracción al turismo.

La planta baja que fuera ocupada por el mercado con 56 puestos volverá a servir para la comercialización de alimentos, productos elaborados en la región y espacios para la gastronomía.

“El mercado seguirá siendo mercado”, señala el pliego.

Las viejas cortadas del mercado de abasto.

La idea es que estas instalaciones tengan un uso público desde la 8 a las 2, todos los días, pero considerando que los edificios que rodean la plaza son residenciales y los ruidos pueden generar molestias.

El piso superior y la terraza del edificio deberán ser adecuados para servir a actividades culturales.

Si bien se menciona que la viabilidad del proyecto en términos de dinero no es determinante, se menciona que se evaluará “una concepción posible en términos de ejecución y mantenimiento”.

La terraza, ese lugar

Dos cambios puede tener en su exterior el actual edificio. Por un lado, la marquesina de frente, de la cual queda la estructura metálica, puede ser removida, rediseñada o retirada. 

La azotea: un lugar a recuperar

Por otro, para habilitar al uso público el último piso y la azotea será necesario colocar un nuevo ascensor, ya que el existente, de reducidas dimensiones, no estará disponible. Como además no se puede demoler o perforar la estructura existente, la única solución viable que aparece es un acceso al lugar por el exterior del edificio.

Final

“Se esperan resoluciones que resulten atractivas, que seduzcan por su calidad espacial y sensorial y que otorguen la posibilidad de encuentros e intercambio social”, señala el pliego.

El mercado tendrá el 30% de sus locales con destino gastronómico, funcionando todo el día, ofreciendo desayuno, almuerzo, merienda y cena y entre todos servir en simultáneo un mínimo de 150 personas.

Así como en 1968 el jurado valoró la forma en que el proyecto ganador resolvió el acceso vehicular por la parte posterior del edificio, ahora se indica que la conexión entre la calle y los pisos altos “será central en el éxito del proyecto”.

En conclusión, la intervención que se busca no se relaciona tanto con encontrarle un nuevo destino a la planta baja, sino mejorar la plaza Lavalle, lograr la integración de los dos componentes, sumar las calles existentes y generar una unidad de uso de todo el conjunto.

Al margen

“La diafanidad de los locales, la amplitud del mercado y la superficie de estacionamiento, concurrirán a la rentabilidad social y económica del edificio. La propuesta ganadora tiene la particularidad de crear un puente de acceso al estacionamiento, utilizando una calle que se abrirá, y proporcionará al terreno que queda libre ese acceso, dando nuevas pautas sobre otras soluciones urbanas más tradicionales”. 

La plaza Lavalle se resolvió diez años después que el nuevo mercado

Del veredicto del jurado integrado por Eduardo Sacriste, Mario Soto, Juan Molinos y Jorge Andrada, sobre el primer premio otorgado en 1968.