La modernidad al palo

En la década del 30, YPF firmó un trascendente convenio con el Automóvil Club Argentino (ACA) y con la Dirección Nacional de Vialidad, mediante el cual se puso en marcha un amplio programa de pavimentación de rutas, como una manera de alentar el turismo nacional. Tres ciudades fueron beneficiadas por ese acuerdo: Córdoba, Mar del Plata y Bahía Blanca.

A partir de esa alianza, el ACA tenía exclusividad de venta de nafta YPF y desarrolló un plan de construcción de 80 estaciones de servicio, de modo que el desarrollo vial tuviese su correlato con la provisión de combustible a lo largo de miles de kilómetros de rutas.

Para el diseño de esos edificios organizó un concurso de proyectos, el cual fue ganado por el ingeniero Antonio Vilar, con una propuesta de líneas modernas, poco habituales de ver en nuestra ciudad.

La construcción de la estación del ACA en Bahía Blanca en la esquina de Chiclana y Fitz Roy, comenzó en 1938 y fue inaugurada, con una gran celebración, en julio de 1940, funcionando hasta nuestros días.

Fue la primera estación de servicio local con funciones propias de estos tiempos. La planta baja estaba equipada con 4 surtidores, 3 fosas para engrase, tres lavaderos, un taller mecánico, gomería y venta de baterías. Había además una oficina para informes turísticos. En el primer piso se dispuso un garaje para 40 vehículos y sobre Chiclana dependencias administrativas y la vivienda del gerente.

Por su arquitectura la obra fue considerada “sencilla y de sobria belleza”, y se mencionó que llevaba “el sello inconfundible de los genuinamente capaces”.

La participación de YPF en este emprendimiento volvió transitables las rutas ya que sus estaciones de servicio eran una suerte de “comandos de vanguardia tecnológica”, además de un sinónimo de progreso y modernización mediante la participación de empresas nacionales.