Comenzó el invierno, el día en que el Sol se queda quieto
Empieza la estación más fría del año, la de los días cortos y las noches largas, la que hay que atravesar.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hoy empieza el invierno, la estación más fría del año, la de los árboles sin hojas y los días penosamente cortos. Hoy el Sol estará apenas 9 horas recorriendo el cielo azul, ocupando el punto más bajo de todas las estaciones.
El inicio del invierno se registró en rigor ayer a las 23.45, momento exacto en que se produjo el solsticio, instante en que se verifica una particular ubicación de la Tierra respecto al Sol, el cual, además, parece quedar “suspendido”, quieto en el cielo. De allí el origen de Solsticio, tomada del latín, solstitum, que significa “Sol quieto”.
Su condición de estación fría es consecuencia de la inclinación que alcanza el planeta respecto a su plano orbital, por la cual los rayos del Sol inciden con menos fuerza y calor. Si no existiera esa inclinación –que es variable- -las estaciones no existirían.
Esas estaciones marcan además un ritmo astronómico que no se ha modificado en 46 millones de años. Es la constancia de un universo que a pesar de estar en continua expansión y tener todas sus partes en movimiento permanente mantiene con regularidad precisa la relación entre nuestro planeta y la estrella alrededor de la cual gira.
Una relación con esa permanencia la dieron los egipcios a través de su arquitectura. Sus pirámides y templos resultan macizos, contundentes: reflejan la inmutabilidad del tiempo, la monótona regularidad de las estaciones, “vinculadas siglo tras siglo a las mismas formas y detalles”. Incluso la persistencia del Sol, con un preciso recorrido de Este a Oeste, cumpliendo día a día un ciclo eterno.
Las estaciones son también una prueba de la redondez del planeta: en una tierra plana no hay eje que se incline el Sol incidiría siempre de la misma manera, no habría cambio alguno a lo largo del año.
Alsogaray, Charly, Borges y Sabina
En 1959, siendo ministro de economía, el ingeniero Alvaro Alsogaray pidió a la sociedad hacer un esfuerzo para superar una de las habituales crisis económicas del país. Fue entonces que dijo su frase: “Hay que pasar el invierno”, asegurando que en pocos meses la situación se revertiría. Desde entonces, transitar esa estación supone encontrar una mejoría.
En 1973 el grupo Sui Géneris presentó el tema “Confesiones de Invierno”, de Charly García, donde da cuenta de su penosa realidad, “Tuve que enfrentarme a mi condición/En invierno no hay Sol”, Jorge Luis Borges habló en sus poemas del “épico invierno” y del “casto invierno” y Julio Cortázar refirió que “el frío siempre complica las cosas”.
Gabriel García Márquez reflexionaba sobre las consecuencias de un posible invierno nuclear, la amenaza de una guerra atómica. “…Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados, que invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo”.
Ha comenzado el invierno. Puntual e inevitable. Frío y descarado. Es parte también el tránsito hacia la primavera. Desde hoy cada día es más largo, minuto a minuto y día a día el Sol se alza un poco más en el cielo. Acaso es el tiempo de disfrutar de la Luna, como supo cantar Sabina. “Peor para el Sol/que se mete a las siete en la cuna/el mar a roncar/mientras un servidor/le levanta la falda a la Luna