Gattari y su deseo de ser profesional, en qué lo limita la altura, el estudio y su regreso a Liniers
El base de 20 años hizo su segunda experiencia fuera de la ciudad. Jugó la Liga Federal en San Martín de Curuzú Cuatiá. Sumó madurez y crecimiento dentro y fuera de la cancha.
Ingresó en La Nueva Provincia en 1995. Trabaja en la sección Deportes y fue colaborador en Regionales y Locales de este mismo medio. Se especializa en básquetbol. Formó parte del staff de la revista Encestando y Zona de Básquet durante 10 años. Tuvo experiencia en el programa Radial Contrabásquet, en Radio La Red.
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“Cerrando otra experiencia”, dice, a la distancia, Santiago Gattari, mientras emprende viaje de regreso a Bahía.
Superada la impotencia que le generó la eliminación después de estar muy cerca de continuar en competencia, el bahiense de 20 años que jugó la Liga Federal por San Martin (Curuzú Cuatiá), definió como “muy buena” esta segunda experiencia fuera de la ciudad.
“La verdad que la disfruté muchísimo –aseguró-. Llegué a un equipo que competía siempre, que me dio participación, con un grupo humano de diez, lo mismo que la gente de acá en la ciudad”.
-¿También puede ser que disfrutaste más por tratarse de tu segunda experiencia fuera de Bahía?
-Sí. Creo que al ser mi segunda experiencia fuera de casa, ya sabía lo que era estar solo, lejos de la familia y la disfruté más.
-Habías tenido tu primera experiencia con Salta en la Liga Argentina. ¿Desde el juego, ahora en la Liga Federal también pudiste disfrutar más?
-La verdad que tuve muchos minutos y tomé decisiones. Eso, sumado a que el grupo era muy bueno, ayudó a que la temporada se hiciera más llevadera.
-¿El final del equipo estuvo acorde a las expectativas?
-Analizándolo en frío, entiendo que sí. La temporada que hicimos fue muy buena, aunque nos quedamos con la espina de pasar la serie (perdieron 2-1 ante Huracán Las Heras, de Mendoza, donde juega Juan Cruz Marini). Se terminó definiendo por detalles y estuvimos a diez minutos de poder llevarnos el último partido.
-¿Qué vas aprendiendo y absorbiendo cada temporada, lejos de tu casa, con un ritmo de profesional?
-En lo personal siempre trato de ir aprendiendo cosas nuevas. Uno va teniendo diferentes entrenadores y compañeros. El entrenador (Enzo Almeida) venía de ser asistente de San Martín de Corrientes y uno va tratando de sacarle el mayor jugo. Trato de escuchar mucho a los mayores y ganar experiencia.
-¿En qué notás que creciste desde lo basquetbolístico?
-Esta temporada tomé muchísimas decisiones, creo que maduré mucho y fui mejorando la lectura de juego. El equipo me dio lugar a eso. Y estoy muy agradecido.
-¿Y en qué notás más limitaciones?
-Tengo que seguir mejorando la lectura de juego, marcando los ritmos de partido, pero son cosas que me dará el tiempo.
-Haber sido un jugador sumamente ofensivo en divisiones formativas, donde el juego pasaba casi exclusivamente por vos, ¿hoy cuánto notás que te ayudó y en qué te perjudicó?
-El cambio lo sentí mucho cuando fui a Salta, que era medio egoísta, quería hacer mis puntos y el técnico estaba todo el tiempo marcándome que tenía que hacer jugar.
-Claro, lo que pasaba que habías crecido jugando de esa manera...
-Es que en Liniers lo tenía a Mauri (Vago) o Fer Prado que me decían “jugá uno contra uno”. Y vas a otro lado y te piden algo diferente.
-Y, además, jugando en un nivel superior.
-Claro, te encontrás con jugadores mejores y tenés que cumplir otro rol, de hacer jugar al equipo, asistir, dársela al tirador... Me ayudó a madurar y crecer como jugador. Eso lo mejoré mucho.
-¿La talla (1m78) te limita más al momento de defender que atacar?
-En defensa, ciento por ciento. Ya me acostumbré, porque tengo asumido, aún en el torneo de Bahía y desde las divisiones menores, que soy uno de los más chicos de la cancha. Así y todo lo sufro cuando hay algún cambio defensivo con un grande. Trato de redoblar esfuerzos y salir de ahí.
-¿Apuntás a consolidarte en estos dos años que te quedan ocupando ficha Sub 21 o vas evaluando año a año?
-Trato de aprovechar el lugar que me da el equipo. Siempre tuve en claro que quiero ser jugador de básquet profesional.
-¿Todavía notás que tenés los permitidos de un juvenil?
-Este año, al ser mi segunda experiencia, sabía con qué iba a encontrarme y entendía cuándo hablar o callarme, cómo manejarme, algo que aprendí en Salta.
-Ya habías pagado el derecho de piso.
-Exactamente.
-¿Seguís estudiando?
-Sí, marketing. Empecé antes de irme a Salta y sigo, a distancia. A veces se complica un poco con los viajes, pero siempre tengo a mi Vieja que me da una manito...
-¿Está todo encaminado para que vuelvas a jugar a Liniers?
-Sí, sí, está todo encaminado.
-¿Te nacen las ganas de volver al torneo local?
-La verdad que disfruto mucho jugar en Liniers, tengo todos mis amigos, mi familia disfruta de ir a la cancha... El torneo local es distinto, la mayoría de los que juegan son amigos y siempre me dan ganas de volver.
-¿Y te da la posibilidad de probar y desarrollar facetas del juego que en un nivel superior no te podés permitir tanto?
-Sí, siempre aprovecho el torneo local para mejorar y pulir cosas. Me sirve para seguir en ritmo y darle una mano al equipo.
-¿Tu intención es volver a Curuzú Cuatiá?
-Por ahora quiero descansar y aprovechar el torneo local.
-¿Te gustaría dar el salto a la Liga Argentina?
-La idea siempre es subir. Hay que ver cómo se da. Ojalá se concrete.
-¿Tu posición es complicada en tal sentido, considerando que existe marcada oferta?
-Puede ser. Internos no hay tantos. Pero es normal y son las reglas de juego: los mejores van a ir para arriba. Uno convive con eso.
-¿Qué tenés para ofrecer diferente en este regreso a Liniers, más allá de tu esencia?
-La madurez por haber tenido otra experiencia fuera de casa. A Liniers vuelvo más que nada con la idea de alargar un poco el equipo y cuando llegue veré el rol que tengo que cumplir y lo que me pide Mauri. Él me conoce de memoria, sabe que soy más ofensivo que otra cosa y revulsivo defensivamente. Creo que me voy a encontrar con el mismo Gattari de siempre, no sé qué lugar me dará el equipo.