Drogas sintéticas: un flagelo del que se habla poco pero en Bahía existe
Fiscales y fuerzas federales se capacitan a través de la ONU en la búsqueda de evidencia digital para combatir las sustancias de diseño. Las experiencias de dos consumidores en tratamiento.
Periodista especializado en la cobertura de temas judiciales y policiales desde 2010, con 20 años de actividad en La Nueva. Producción de información sobre causas y juicios, muchos de ellos con gran repercusión local, nacional e internacional. Egresado del Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social, de esta ciudad.
Mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) capacita a fiscales y fuerzas de seguridad federales en la lucha contra el tráfico de drogas sintéticas en la Argentina, dos adictos en recuperación contaron sus padecimientos y brindaron un panorama sobre el uso de sustancias de diseño en nuestra ciudad.
Esteban y Guido (nombres de fantasía) son expoliconsumidores de drogas que, como consecuencia de esta enfermedad, llevaron sus vidas casi hasta el límite, pero ahora se esfuerzan para rehabilitarse con el grupo terapéutico del departamento de Salud Mental y Adicciones municipal.
Esteban, de 33 años, habló sobre su relación con las drogas sintéticas, las cuales consumía continuamente.
"Hoy en día es casi todo sintético, más allá del éxtasis o el LSD (ácido lisérgico) y, como todo tipo de droga, tiene su marketing. Por ejemplo, el rastafari te hace el marketing de la marihuana y el electrónico promociona la droga sintética", comparó.
Además se refirió a Internet, específicamente a la red social Telegram, como el medio más utilizado para la oferta y comercialización de drogas de diseño en Bahía, y el que mayor "influencia" genera en el consumidor para que las compre.
Sin embargo, afirmó que hoy en día el consumo de cocaína en el ámbito local es mucho más elevado que el uso de drogas de diseño.
“Tanto una droga como la otra tienen muchísimo marketing y están al alcance de cualquiera: del pibe de 15 años, del joven de 30 y del hombre de 60”, agregó.
"Arranqué a consumir a los 15 y a los 21 toqué fondo y tuve una internación, que fue lo que me hizo reaccionar. Después empecé un tratamiento que duró 6/7 años, pero me alejé porque uno se confía de que está bien. Hace aproximadamente 4 meses retomé el tratamiento ambulatorio", relató Esteban.
Como aspecto positivo, Esteban destacó el mayor caudal de información disponible en la actualidad para las personas drogodependientes en relación con la enfermedad.
Cuando comenzó a drogarse, solo tenía un folleto informativo del Centro Provincial de Atención a las Adicciones (CPA), con datos sobre los distintos estupefacientes y sus efectos.
"Esa era la única información que tenía y con ella me guiaba para saber si la droga realmente me estaba haciendo efecto o no", reveló.
Este flagelo lo condicionó en todos los aspectos de su vida.
“No me sentía bien conmigo mismo, porque al principio la culpa siempre era del otro: ‘consumo porque de chiquito me violaron o porque mi papá me pegaba’. Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra; son sufrimientos que uno los tapa con droga”, planteó Esteban, que es padre de un menor.
“Buscamos afuera respuestas que deberíamos encontrar adentro nuestro; trato de sobrevivir al mundo en el que vivimos. No digo que soy trigo limpio porque sigo teniendo un pequeño consumo de marihuana", reconoció.
"Uno piensa que va a tocar el manto sagrado y se va a curar, pero no es así. Es cuestión de prepararse mentalmente y aprender a convivir con esta enfermedad", finalizó.
Guido (48) también padeció el policonsumo de sustancias estimulantes y por estos días lucha contra su alcoholismo.
A los 20 años empezó a fumar porros, 4 o 5 años después se inició en el consumo de cocaína y luego utilizó anfetaminas y LSD en fiestas de música electrónica, donde también -aseguró- se usa ketamina.
"Falta prevención"
A su criterio, en nuestro medio no son suficientes las acciones tendientes a "prevenir" el consumo problemático de narcóticos.
"Acá hay muchísimo consumo, sobre todo entre chicos que empiezan a tener este problema a muy temprana edad, 17/18 años, y a quienes no se les presta demasiada atención".
“Después los padres se lamentan y no saben cómo ayudar a sus hijos, porque no los asistieron a temprana edad. Los dejan hacer y recién empiezan a preocuparse cuando el adolescente por poco les está vendiendo el lavarropa para comprar droga, no cuando ven los primeros síntomas”, analizó.
"Esto ocurre porque también falta concientización principalmente en las escuelas, por eso están en peligro los pibes que van a ser el futuro".
"Hoy hay profesionales que se drogan; imaginate a toda una generación que se drogue. El día de mañana podría ser un problema para ellos mismos y posiblemente también para terceros", pronosticó Guido, quien vive en Bahía pero vino de la Capital.
En la enseñanza formal
Tal como sucede con la Educación Sexual Integral, durante los primeros años de enseñanza formal -consideró- se "debería generar más conciencia" en los alumnos acerca de esta problemática.
"Por comentarios sé que en Bahía las drogas sintéticas se venden por redes sociales, porque acá todavía quieren mantener el tema un poco en secreto".
"Pero este tipo de droga está y por algo en esta ciudad hay agencias que organizan eventos de música electrónica. No digo que ellos la vendan ni distribuyan, pero promueven el ambiente propicio para que los pibes vayan a esas fiestas a empastillarse", añadió.
"De joven lo mío siempre fue la joda en la noche, primero los fines de semana (cuando trabajaba de bartender) y después algún que otro día en la semana. La noche y las mujeres era un combo agradable para mí, pero años después se transformó en un problema porque empecé a hacerlo en la soledad de mi casa", recordó.
En aquel entonces el consumo de drogas implicaba para Guido una forma de “refugio y compañía”, que desembocó en aislamiento social y reclusión en su ámbito privado.
Las adicciones lo afectaron en los planos laboral y social.
"Por el alcohol perdí muchos empleos temporarios, porque consumía en los lugares de trabajo", concluyó.
Consumo "acotado"
Según Hugo Kern, jefe de Salud Mental comunal, el porcentaje de incidentes con drogas sintéticas en Bahía es bajo, en base al nivel de consultas en las guardias hospitalarias.
"Estas drogas tienen un encuadre ritual, es decir que se usan en fiestas electrónicas. Es un uso que está acotado a una práctica cultural muy específica", explicó Kern.
"Esto también depende de a qué consideres droga sintética porque, por ejemplo, la metanfetamina, que a veces reemplaza a la cocaína, hace que algunos usuarios de cocaína utilicen una droga sintética sin saberlo, como el caso de la 'alita de mosca'", precisó.
Además se reciben algunas consultas por consumos en espacios de recreación, que provocan rabdomiólisis (calambres similares a los atletas de alta competencia). "Pero dentro del sistema municipal son pocas".
El tratamiento a usuarios de drogas consta de una estrategia de control y otra de reducción de daños, que se considera la más importante.
"Sabés que la persona va a consumir, entonces se trabaja para reducir las consecuencias generadas por el uso de drogas".
"Es decir, prevenir incidentes como el de la fiesta Time Warp, en la que 5 jóvenes murieron deshidratados por el consumo de droga sintética", remarcó Kern, coordinador del espacio de asistencia.
"Impulso" del municipio
Ariel Carrillo, operador sociocomunitario del espacio dependiente de Salud Mental, destacó el “impulso” generado por las nuevas autoridades municipales para continuar la “lucha” contra las adicciones.
“Están presentando nuevos proyectos, que está buenísimo porque tratamos de ayudar a las personas que sufren consumos (problemáticos) y distintas patologías”, resaltó Carrillo.
Acotó que la mayoría de los participantes del grupo terapéutico son policonsumidores.
"No tienen una selección de consumo, es decir que consumieron drogas duras y blandas, además de sustancias legales. En lo referido a drogas sintéticas, aparecen muy pocos pibes y se van (del grupo) demasiado rápido porque son muy chicos y prefieren la joda", confirmó el además integrante del área de Toxicología del Hospital Municipal.
El tratamiento incluye terapias grupales e individuales con atención psiquiátrica, como también participan padres de consumidores.
"Cuantas más personas conozcan nuestro espacio y sepan qué hacemos acá, mucho mejor, porque de esa manera van a poder indicarles (a adictos) a dónde dirigirse para recibir ayuda", expresó el exconsumidor.
Por otra parte, Carrillo manifestó que todavía queda mucho trabajo por hacer para lograr el trato "igualitario" a exconsumidores y personas en tratamiento. "Aunque ahora son un poquito más considerados con nosotros", reflexionó.
"Además hay mucho tabú alrededor del tema, pero antes era peor", dijo por último la fuente consultada.
Evidencia digital
Capacitación. El fiscal federal Horacio Azzolín, especializado en Ciberdelincuencia, participó de una capacitación sobre evidencia digital para combatir la venta de drogas sintéticas, organizada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. "No descarto que se haga otra capacitación en Bahía", dijo Azzolín.
Técnica. La técnica denominada Inteligencia de fuentes abiertas (OSINT, por su sigla en inglés) consiste en buscar información en la web que sirva para iniciar investigaciones contra el narcotráfico o "nutrir" causas en trámite, así como aprender a "documentarla".
Utilidad. "Por ejemplo, buscar a un prófugo mediante publicaciones en redes sociales. La venta de droga en Internet está muy presente, pero a veces es explícita y otras con eufemismos", señaló Azzolín, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), dependiente del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
Fenómeno. "Se pone énfasis en las drogas sintéticas porque usualmente se venden por Internet y a veces se elaboran en otros países. El público que las consume está habituado a utilizar tecnología para conseguirlas, entonces es necesario enseñar este nuevo fenómeno y esta novedosa técnica de investigación", recalcó el funcionario.
Fuerzas. De acuerdo con el acusador, las fuerzas de seguridad están "acostumbradas" a trabajar con la "lógica de la droga no sintética", que tiene un circuito de distribución más conocido, como por ejemplo los “quioscos” de estupefacientes.
Largo plazo. El programa de la ONU es a largo plazo y apunta a "generar capacidades" no sólo en investigadores de Capital Federal y Rosario, donde ya se realizaron los talleres, sino también de otras ciudades del país.
Falencia. "Porque aquellos que hacen investigación de narcotráfico no tienen tanta experiencia en evidencia digital", opinó Azzolín.