Bahía Blanca | Lunes, 20 de mayo

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Sudáfrica aprobó una ley contra los delitos de odio 30 años después del fin del apartheid

En un de los países con más desigualdad del mundo, una nueva norma permitirá el enjuiciamiento de aquellos que los cometan crímenes discriminatorios.

Pasaron 30 años desde el fin del apartheid.

Treinta años después del fin del sistema segregacionista del apartheid, Cyril Ramaphosa, el presidente de Sudáfrica, aprobó una ley contra el discurso y los crímenes de odio, informó este jueves la Presidencia sudafricana.

Fue en 1994, en Inanda, que Nelson Mandela votó por primera vez en su vida. Tras entregar su voto, Mandela se dirigió a la cercana tumba de John Dube, primer presidente de su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC). «Vengo a informarle, señor presidente», dijo con su timbre resonante, «que Sudáfrica es ahora libre».

Treinta años después, las elecciones del 29 de mayo serán libres y justas. Sin embargo, mientras los sudafricanos se preparan para votar, lo hacen con desaliento. Según informó The Economist, sólo el 29% de los residentes afirma que su vida mejorará en los próximos cinco años, y desde aproximadamente 2010, cada vez menos sudafricanos afirman que las relaciones raciales son mejores ahora que en 1994.

Con el objetivo de que cesen todos los tipos de violencias racistas, la nueva ley “prohíbe los delitos de crímenes de odio y discurso del odio” y permite el enjuiciamiento de aquellos que los cometan, lo que “hace efectivas las obligaciones de Sudáfrica según la Constitución y los instrumentos internacionales de derechos humanos en materia de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas relacionadas de intolerancia”, señaló un comunicado.

Hasta el momento, aquellas personas que fueran acusadas de racismo eran procesadas en el país por el delito de ‘crimen injuria’, que hace referencia a la vulneración de la dignidad o la privacidad de una persona.

La nueva ley hace eco de la Declaración de Derechos recogida en la Sección 9 de la carta magna sudafricana, que prohíbe cualquier discriminación directa o indirecta basada en la raza, el género, el sexo, el origen social y étnico, la religión, la orientación sexual y otras condiciones, destacó la Presidencia.

“La Declaración de Derechos otorga a todos el derecho a la dignidad y otorga a todos el derecho a la libertad y la seguridad de la persona, que incluye el derecho a estar libre de todas las formas de violencia, ya sean de origen público o privado”, añadió.

La norma, no obstante, “excluye del ámbito de discurso del odio” aquellas acciones que se hayan llevado a cabo “de buena fe” y en el curso de algún tipo de expresión artística, una investigación académica, información periodística de interés público o la adopción de una creencia o doctrina religiosa “que no promueva el odio ni constituya una incitación a hacer daño”.

Asimismo, la ley aprobada por Ramaphosa promueve la formación de la Policía y la Fiscalía sudafricana para garantizar que se juzguen correctamente estos delitos.

Aunque la población negra y mestiza de Sudáfrica ya estaba bajo el dominio colonial de la minoría blanca desde antes, las leyes que configuraron el sistema segregacionista del apartheid comenzaron a regir en 1948, hasta convertir a Sudáfrica en uno de los regímenes más crueles y racistas del mundo. El desmantelamiento de la segregación racial no comenzó hasta la década de los noventa del siglo pasado.

En la actualidad, según el Banco Mundial (BM), Sudáfrica es el país más desigual del mundo y las disparidades raciales son la principal causa de desigualdad en los ingresos, si bien el género también es significativo, ya que las mujeres perciben salarios un 38 % inferiores a los hombres.

Según rescató The Economist, los investigadores de la Encuesta Sudafricana de Actitudes Sociales (SASAS) indicaron que el sondeo del año pasado registró los niveles más altos de ambivalencia sobre si la democracia era preferible a la autocracia. Además, un 72% afirma que dejaría de votar si un gobierno no electo pudiera garantizarles empleo, seguridad y vivienda, señaló una encuestadora panafricana. (Infobae)