Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La escuela pública bahiense, muy por debajo de la privada

En Bahía Blanca, el desempeño que exhibieron los chicos de colegios públicos en las Pruebas Aprender 2016 fue inferior con respecto a quienes van a un establecimiento privado.
Según Gandolfo, las pruebas Aprender no tienen en cuenta las dificultades sociales que atraviesan muchos chicos.

Federico Moreno / Francisco Rinaldi

fmoreno@lanueva.com

frinaldi@lanueva.com

La escuela, históricamente uno de los principales mecanismos para lograr la igualdad de oportunidades, no estaría pudiendo contra el círculo negativo de la pobreza y la exclusión.

Tan solo una muestra de ello es que en Bahía Blanca, el desempeño que exhibieron los chicos de colegios públicos en las Pruebas Aprender 2016 fue inferior con respecto a quienes van a un establecimiento privado.

Así, en la ciudad, un 13,59% de los alumnos que asiste a quinto o sexto año de la Escuela Secundaria de gestión privada obtuvo en Matemática un nivel por debajo del básico, un 23% básico, un 48,43% satisfactorio y el 14,96% restante avanzado.

Dichos porcentajes, para igual asignatura y años, se revierten en forma preocupante a la hora de considerar una de gestión pública: el 40,38% de los alumnos evaluados mostró un nivel por debajo del básico, un 31,89% básico, un 24,22% satisfactorio y apenas el 3,52% restante, avanzado.

En el caso de Lengua, en los establecimientos privados, un 13,51% mostró un rendimiento por debajo del básico, un 13,98% básico, un 55,06% satisfactorio y un 17,45% avanzado. Igual que en el caso anterior, los resultados cambian cuando se considera una escuela pública, aunque con menores diferencias: un 20,32% no llegó a reconocer conceptos básicos de Lengua, un 25,11% logró un nivel básico, un 45,95% satisfactorio y un 8,61% avanzado.

A nivel país, la situación es similar, ya que mientras el 49,2% de los chicos que van a escuelas estatales obtuvo un desempeño por debajo del básico en Matemática, ese porcentaje se reduce hasta el 25,7% para el caso de los que van a los de gestión privada.

De esta manera, considerando que apenas el 9% de los alumnos evaluados perteneciente al 10% más pobre de la población asistía a escuelas privadas en 2016 -según datos oficiales- y, muy por el contrario, entre el 10% de los adolescentes más ricos, un 74% iba a una privada, la históricamente reconocida capacidad del sistema educativo argentino para revertir la desigualdad inicial de oportunidades estaría severamente cuestionada, según advierten algunos expertos en políticas educativas.

“Estos datos se agravan al conocer los del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, que muestra que el 49% de los niños argentinos de entre 0 y 14 años de edad es pobre. Y también lo es, en un 38%, el grupo etario siguiente, el de los jóvenes de 15 a 29 años. Esto nos indica que son muchos los adolescentes pobres, sin oportunidades presentes y con pocas para el futuro, si la herramienta igualadora, el conocimiento, se imparte de un modo tan inequitativo, según sea el sistema de gestión educativa al que accedan”, concluye un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) dependiente de la Universidad de Belgrano.

“Este tipo de evaluaciones se viene tomando desde hace ya veinte años. Y lamentablemente, los resultados son siempre iguales: los chicos pobres tienen más dificultades que los más acomodados. En concreto, la escuela no disminuye la desigualdad, sino que la profundiza”, reflexionó el director del CEA, Alieto Guadagni.

El especialista agregó que el sistema educativo de nuestro país “tiene debilidades en los niveles primario, secundario y universitario. A nivel primario tenemos el calendario escolar más corto del mundo y que encima no se cumple, a nivel secundario existe una profunda desigualdad entre los alumnos que asisten a escuelas públicas y los que asisten a privadas, tal como lo refleja el Aprender”.

Alertó que esta desigualdad también se traslada directamente al nivel superior, la mejor de las opciones para acceder a un empleo protegido, es decir, con aportes jubilatorios, cobertura de salud y seguros, entre otros beneficios, ya que “en la universidad, de cada 100 nuevos alumnos, 70 de los que se van a graduar son egresados de un secundario privado, mientras que apenas serán 28 quienes provengan de un establecimiento estatal”.

Inclusive, comparando con otros países de la región, nuestro país es el que tiene la tasa de graduación universitaria más baja de América Latina. “Y eso tiene que ver con la insistencia que tenemos en seguir con un método inútil, como lo es el ingreso irrestricto, porque se maximiza la cantidad de estudiantes y minimiza la cantidad de graduados, dado que incentiva la mala preparación en la escuela secundaria”, señaló Guadagni.

“Es interesante cómo la izquierda argentina siempre estuvo a favor del ingreso irrestricto cuando cualquier país socialista cuenta con exámenes de ingreso, como Cuba, Ecuador o Nicaragua. En todo el mundo hay exámenes de graduación secundaria”, manifestó el especialista.

El operativo

En total, participaron 963.470 alumnos de 6° grado de primaria y 5°/6° de secundaria. También respondieron preguntas estudiantes de 3º de primaria y 2º o 3º de secundaria, aunque estas estadísticas aún no se conocen. Todos demostraron sus conocimientos en Lengua y Matemática, con excepción del 5º/6º de secundario, quienes además pusieron a prueba sus saberes en Ciencias Sociales y Naturales.

Las Aprender, fueron realizadas por el Ministerio de Educación de la Nación (MEN), en 2016 en casi 31 mil escuelas de todo el país, tanto públicas como privadas.

Para realizar el diagnóstico se establecieron cuatro niveles de desempeño: debajo del nivel Básico; Básico, Satisfactorio y Avanzado. En los dos primeros niveles se considera que hay problemas serios de conocimientos, aunque lógicamente aquellos estudiantes que integran la categoría más baja pertenecen al grupo con menor capacidad de reflejar lo aprendido.

Algunas de las preguntas para un examen modelo para Matemática fueron “Un jugador de básquet convirtió 9 y erró 15 lanzamientos al aro. ¿Cuál fue el porcentaje de lanzamientos errados?” o “El auto de Catalina carga 30 litros de combustible. Entra a la estación de servicio con 12 litros. El surtidor arroja 1 litro cada 3 segundos. ¿En cuántos segundos se llenará el tanque si el surtidor continúa funcionando al mismo ritmo?”.

Fuertes reparos gremiales

En la vereda gremial docente no hay halagos para las pruebas Aprender.

El actual secretario de Formación Política Sindical del Suteba -– y hasta hace un mes secretario adjunto--, Enrique Gandolfo, enumeró las razones por las cuales los docentes desacreditan estos exámenes estandarizados.

“Ya anticipamos el año pasado que la forma en la que iba a ser utilizado el operativo Aprender es justamente la que apareció ahora a la luz pública: responsabilizar a los docentes de los supuestos bajos aprendizajes y poner el foco en que los mismos se producen mayoritariamente en la escuela pública, poniendo a la privada en otro escalón”, dijo Gandolfo.

“Nosotros sostenemos que no necesitamos de ninguna evaluación externa, precisamente lo que la Aprender es, una prueba estandarizada que consiste en un gran negocio, porque son compradas a empresas internacionales, que ya las han vendido a otros países de Latinoamérica en los que se ha implementado una reforma educativa que apunta al mercantilismo”, agregó el dirigente.

Para Gandolfo, algo muy importante para señalar es el hecho de que este tipo de evaluaciones a jóvenes de la secundaria dejan fuera de consideración factores fundamentales de su contexto social.

“Los bajos aprendizajes que se pueden dar en algunas escuelas públicas tienen que ver con tres cosas que estas pruebas no registran en ningún momento y hacen al contexto en el que se trabaja y aprende en la escuela: en primer lugar las condiciones de hábitat en que los chicos viven –vivienda, salud, alimentación, etc.--, en segundo lugar la estabilidad laboral de sus familias, y finalmente el nivel cultural de la familia en la que el chico se cría y desarrolla”, explicó el docente.

“Si bien son factores externos, exógenos a la escuela, está comprobado por diversos estudios, que repercuten en la capacidad de aprendizaje de los chicos. Lo que decimos es que pese a ello, a estas cuestiones que la escuela no puede solucionar, en la escuela pública se aprende, hay enormes esfuerzos por parte de padres, docentes y auxiliares para que la escuela pública siga siendo un lugar de aprendizaje pese a todas las cuestiones adversas que tiene”, analizó.

“Estos resultados que se publicaron hace poco, manipulados y presentados con maña, no contemplan todos los factores previamente mencionados y se utilizan pura y exclusivamente para responsabilizar al docente que da clases en condiciones muchas veces muy adversas”, agregó el sindicalista.

“Pero aclaro, no es que queramos hacer una defensa corporativa y decir que todos los docentes trabajamos bien. No nos negamos a ser evaluados, de hecho, lo somos todos los años. Seguramente todos tenemos algo malo para decir de algún docente o conocemos a uno que no se desempeña bien en sus funciones, pero no es a este aspecto que apunta el operativo Aprender”, subrayó posteriormente.

Desprestigio

Para Gandolfo, la idea de la administración macrista con la realización de los exámenes Aprender es muy clara. “La intención del Gobierno es ensuciar a los docentes de la escuela pública, porque esto trae de la mano una consecuencia ulterior, que de hecho ya se está visualizando, que es intentar reformar el régimen laboral de los docentes, flexibilizar sus condiciones de trabajo, avanzar sobre sus derechos estatutarios y sobre las condiciones en las cuales se ingresa a la docencia, entre otras cuestiones”, expresó.

“Ya lo dijo la gobernadora (María Eugenia) Vidal el año pasado, aunque después el asunto salió de la agenda pública: se apunta a implementar el salario por mérito, al que ellos llamaban 'salario por productividad'. Pero, ¿cómo se demuestra la productividad de un docente? Yo por ejemplo, que trabajo en el Ciclo Básico, con todas las condiciones, mis alumnos probablemente aprenderán muy bien. Pero, ¿cómo comparar mi desempeño con el de un docente que trabaja en una escuela de El Saladero? Seguramente él tendrá mayores dificultades. Eso es poner a competir a todos contra todos y generar condiciones negativas de trabajo”, lamentó el dirigente.

Consultado sobre el porque del supuesto operativo de desprestigio al que refiere, el dirigente del Suteba explicó: “Cuando escuchamos a Finocchiaro –-ministro de Educación-- en Bahía hace unas semanas sacando inmediatamente el tema de los resultados de Aprender y de los muchos o pocos paros del Suteba provincial y local, se nota claramente que está culpabilizando. El mensaje sería que 'hay mucho ausentismo docente y demasiadas huelgas, es eso lo que hay que solucionar'. Pero mientras tanto, el Estado no soluciona que el edificio se caiga a pedazos, que falte de todo en las escuelas, sino que prefiere poner el foco en la persona que va a trabajar todos los días”.

El docente sostuvo, además, que el hecho de que estas evaluaciones se hayan realizado en otros países de Latinoamérica en los que ya se implementó una reforma educativa no es una casualidad. “Ya se dio en Chile, Ecuador, México... son reformas promercado.

"En Argentina ya se envió el proyecto a la cámara de Diputados, al que pomposamente llaman Plan Maestro y cuyo avance nosotros denunciamos como un camino a mercantilizar aún más el acceso al conocimiento.

A fin de mes, justamente, haremos un encuentro con especialistas poniendo el eje en la crítica al Plan Maestro”, anticipó.

La presión no recae solo en la educación pública en general, sino en cada establecimiento de manera individualizada. “Si bien no se ha explicitado, ya existe un ránking de escuelas en el que se indica en cuál se puede aprender bien y en cuál no.

Como consecuencia, para tener una mejor posición en ese ránking, se genera que buena parte de la presión vaya dirigida a que los alumnos sepan responder el tipo de prueba que va a ser presentada.

Entonces el programa va dirigido a que los chicos puedan responder específicamente eso, lo que conlleva una precarización de los conocimientos, porque las pruebas como las Aprender en muchos casos evalúan cosas que no son para nada significativas para el aprendizaje”, denunció.

Para concluir, Gandolfo sostuvo que las críticas a este tipo de exámenes a los que se somete al alumnado no nacieron con el actual gobierno, sino que años anteriores ya se lo hacía con las denominadas PISA --también internacionales--, aunque con la salvedad de que “esas aclaraban que factores importantes como el contexto social no eran tenidos en cuenta”.

“Lo que nosotros resaltamos es que aun en condiciones adversas, en la escuela pública se aprende y se aprende bien. Si no, ¿cómo se explica que chicos de estas escuelas ganen olimpiadas de matemática, biología u otras materias?. Ese conocimiento no se produce en otro lugar que no sea la escuela. Lo que esta no puede remediar son las desigualdades sociales, factores muy importantes a la hora de aprender”.Alieto Guadagni es director del Centro de Estudios de la Educación Argentina, dependiente de la Universidad de Belgrano (UBE).

Estudioso de la cuestión educativa desde hace ya varios años, nació en la Ciudad de Buenos Aires el 27 de febrero de 1932.

Es economista graduado en la Universidad de Buenos Aires y doctor en Economía de la Universidad de Berkeley, California, Estados Unidos.

Guadagni, más allá del diagnóstico de las Aprender, asegura que estos resultados no sorprenden. Para peor, las demandas sociales no se orientan a exigir una solución de la cuestión educativa.

"La sociedad no tiene interés en resolverla. Pregúntele a cualquier padre que conozca si consultó la nota que obtuvo el colegio al que envía a su hijo en el Aprender, a la que pueden acceder fácilmente, consultando al directivo del establecimiento. Haga la prueba y va a ver, casi nadie lo hizo", desafía el académico.

Señaló que, al fin y al cabo, los únicos perjudicados terminan siendo los propios chicos.

"Este año le vamos a negar el derecho a la educación a tres millones de chicos, que no cumplirán con los días de clase perdidos por los paros. Más días de clase no aseguran una buena educación, pero menos días de clase si aseguran una mala", advierte.

Sin embargo, hay muchos buenos ejemplos, como por ejemplo, el de los inmigrantes de países limítrofes, como paraguayos, bolivianos o peruanos.

"Un estudio que realizamos con la Unesco en el conurbano bonaerense arrojó que los mejores desempeños escolares correspondían a los chicos bolivianos, seguidos de peruanos y paraguayos, y recién después venían los argentinos.

"Las familias de inmigrantes tienen un enorme sentido de la responsabilidad que deberíamos imitar, y le dan un gran valor a la educación. Tal como hacían nuestros abuelos".