Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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La vivienda propia, por ahora no pasa de un sueño

El salario testigo de la rama ocupacional con mayor participación en la ciudad no puede comprar, a la fecha, un metro cuadrado construido de un departamento en la ciudad. Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com
La caída de la actividad de la construcción, el aumento de los precios de los materiales, y la brecha con los salarios alejan el acceso a la casa propia.

Más allá de las promesas de los gobiernos de turno, acceder a la vivienda propia sigue siendo un sueño muy difícil de alcanzar para la mayoría de los argentinos. Y la reciente devaluación del peso, aceleración inflacionaria mediante, deja en muchos jóvenes bahienses un dejo de frustración.

Es que a marzo de este año, en Bahía Blanca, el salario de bolsillo de un empleado de comercio (categoría Vendedor B), incluyendo todos los descuentos (aporte a la obra social, sindical, seguros, jubilación, etcétera) con cinco años de antigüedad, no fue suficiente en marzo para comprar un metro cuadrado construido de un departamento en la ciudad, de acuerdo con datos obtenidos del sector sindical y de la publicación especializada “Obras y Protagonistas”.

La categoría elegida representa alrededor del 70% del padrón de afiliados al Sindicato local de Empleados de Comercio, el más numeroso del país, con una participación en la ciudad del 25% sobre el total de empleos.

De la comparación surge que el salario de bolsillo del empleado mercantil, unos 10.057,87 pesos, con presentismo y antigüedad incluidos (1% del salario bruto por año, 5% acumulativo en total) neto de todos los descuentos de ley, sólo pudo comprar 0,82 metros cuadrados de un departamento, cuyo costo por metro cuadrado fue calculado en 12.205,88 pesos por edición local de “Obras y Protagonistas”.

Si la misma comparación se realiza con una vivienda familiar estándar --planta baja tipo Plan Federal, de 57 metros cuadrados-- cuyo costo por metro cuadrado oscila alrededor de los 10.000 pesos, el dependiente en cuestión mejora ostensiblemente su situación, ya que pueda comprar un poco más de un metro cuadrado construido.

La ecuación cambia en relación directa con el “tamaño” de sus pretensiones. Es que si se desean mayores comodidades --vivienda en dos plantas, unos 185 metros cuadrados-- apenas le alcanzará para adquirir 0,75 metros cuadrados, ya que el costo de este tipo de inmueble asciende a $ 13.387,68.

Vale aclarar que el costo estimado por Obras no incluye el margen para el desarrollador, por lo cual, los cálculos que aquí se presentan son un ejemplo por defecto. Con respecto a la su evolución, se consignaron aumentos de magnitud en aquellos insumos atados al dólar, como el acero, grifería y cañerías, lo que encareció los costos un 3% intermensual tan sólo en enero, de acuerdo con la Cámara Argentina de la Construcción.

“A partir de noviembre, con los anuncios de devaluación, los precios se incrementaron en forma contundente. Lo único que se mantuvo es la mano de obra, aunque se esperan modificaciones cuando se cierren paritarias en lo sucesivo”, explicó el titular de la revista, ingeniero Ricardo Kloster.

Años y años

Acceder al tan ansiado departamento propio (60 m2) sin financiamiento, le insumiría al empleado mercantil no menos de seis años de ahorro completo de su salario. La estimación no contempla los aumentos que el gremio pretende para este año -un aporte de 1.000 pesos hasta el 31 de marzo y un 20 por ciento más de abril a septiembre- todavía, según explicaron desde el Sindicato local, en proceso de negociación.

Diferencias irreconciliables

La amplia brecha costo del metro cuadrado/salarios no es privativa de nuestro país. De hecho, esto se resuelve con créditos hipotecarios que facilitan el acceso a una unidad.

Sin embargo, en la Argentina, la relación entre cuota de préstamo e ingresos exigido a los bancos ( 30%) deja afuera a más de uno, al tiempo que las entidades evitan prestar a largo plazo en un contexto inflacionario. prueba de ello es que el financiamiento para viviendas apenas representó el 1% del PBI en 2015, mientras que en 2000 llegó a explicar más del 5%.

El Gobierno anunció en más de una oportunidad su intención de replicar un sistema de créditos hipotecarios con cuotas ajustables en función de un índice inflacionario al estilo chileno, por medio de la Unidad de Fomento (UF).

“Allí fue todo un éxito y está tan arraigado en la sociedad chilena que los precios de las viviendas se miden directamente en UF. Pero la clave pasa por la continuidad del sistema”, explicó a La Nueva. uno de los titulares de “Reporte Inmobiliario”, una newsletter porteña de gran popularidad entre los especialistas en bienes raíces, José Rozados.

Agregó, que en la actualidad las autoridades se hallan abocadas a la búsqueda del indicador más adecuado para actualizar las cuotas, para lo cual es indispensable contar con un Indice de Precios al Consumidor (IPC) creíble, el que estará disponible recién a mitad de año.

“Si se consigue reparar esto, el sistema es claro, confiable y tiene consistencia”, concluyó acerca de la experiencia trasandina. Pero la iniciativa todavía está en ciernes, por lo cual, habrá que seguir esperando algún tiempo más.